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Parque Termal de Vidago
Majestuosidad… esta puede ser la primera impresión que nos causa entrar en el Parque Termal de Vidago y acercarnos a su sorprendente hotel, símbolo del lujo desde hace más de un siglo.
Caminando por el recinto, esa sensación quizás se vaya calmando, pero no la sorpresa, que se renueva al ir disfrutando de la belleza de los jardines y acercándonos, una a una, a las buvettes, todas erigidas en distintos estilos.
Como en la cercana Pedras Salgadas, todo nos invita a sentirnos bien y a soñar; a recrear tiempos pasados e imaginar fiestas al ritmo del charleston, caballeros con chistera y señoras con sombrilla.
De aldea a villa termal internacional
Cuando, a lo largo del siglo XIX, en toda la Península comienzan a analizarse las aguas de manantial y reconocerse su utilidad pública para el tratamiento de distintas afecciones, Vidago pasa a convertirse en referente del termalismo a nivel internacional.
Fuentes como Campilho, Vidago 1, Vidago 2 y Salus convierten a una aldea trasmontana en una de las grandes villas termales europeas.
Las visitas del rey D. Luis I entre 1875 y 1877 vincularon Vidago con un termalismo de élite. Fue así como surgió el conjunto creado en torno a los manantiales que se reforzaría al cambiar de siglo con la construcción del Vidago Palace Hotel, ideado por el propio monarca, y su campo de golf.
El conjunto actual se debe a una rehabilitación del siglo XXI, que ha sido capaz de retomar el mismo espíritu y recuperar su posición como conjunto termal de alta gama.
El prestigio de los manantiales fue también aprovechado por los envasadores del agua de Vidago, hoy una marca de prestigio.
Un dato. El Hotel Vidago Palace, ideado por la monarquía, se inauguró el 6 de octubre de 1910, al día siguiente de que el último rey, D. Manuel II, embarcase para el exilio.
Parque de Vidago
5424-307 Vidago